Susurras con el viento
y se abren las alas del sueño.
En fragilidad liviana alcanzan vuelo
en un constante vértigo.
Ilusión, asombro, desvelo
y la sensación permanente
de estar cayendo
Planeo razante y alejo
a los fantasmas que atacan de nuevo
pero las piedras son
inmensos muros de cemento.
Golpe, dolor, amor
y la eterna terquedad
de empezar de nuevo.
DaD. – 22 de noviembre de 2010