jueves, 17 de enero de 2013

Pequeño reglamento para hacer fila en el supermercado



Pequeño reglamento para hacer fila en el supermercado

En un mundo cada vez más tecnológico, donde el contacto con el otro tiende a ser cada vez más mediatizado, es decir la comunicación cara a cara invierte s rol para ser el paso secundario en el establecimiento de algún tipo de relación, aún existen lugares y momentos, donde la aproximación es posible y en todos ellos suelen ser de forma masiva. Más allá de la figura de los eventos sociales; reuniones, obras de teatro, conciertos y espectáculos deportivos; son  las filas.
Estas reúnen varios puntos en los que generan un gran rechazo. El principal es, sin lugar a dudas, lo que representan como símbolo que es la espera. De más está aclarar que a mayor longitud mayor la demora.  

El destino  de las colas (curioso sinónimo) cambian según su objetivo: sacar entradas, hacer trámites, abordar el transporte público, subirse a un juego mecánico, ver al médico, hacer firmar un autógrafo, entre otros; pero hay una que se diferencia de todas las anteriores y es la del supermercado. 
Se va al Supermercado con el objetivo de hacer las compras lo más rápido posible. Incluso en un análisis observacional se pueden descubrir diferentes tácticas para conseguir el objetivo.  Estas estrategias tienen que ver con diferentes trazados en el recorrido;  una es la llamada “económica”, es la que se desarrolla según las prioridades en la mercadería y va desde lo imprescindible hasta lo banal.  Una segunda es el modo “tetris” y aquí se aplica un trabajo cerebral para ordenar los productos desde los más pesados y/o grandes en la base el changuito hacia los más livianos y/o pesados en la parte superior. Por último y para no extendernos demasiado citamos a los “autómatas”  que obedecen al orden del zigzag preestablecido por el propio local. En definitiva, se use el método que se use todos terminan en la fila de la caja.
Una vez establecidos en la cadena, chango-persona-chango-persona, que se considera fila aparece uno de los peores especímenes que ha dado la humanidad. Son aquellas personas que abandonan el carrito en un raudo viaje hacia la góndola en busca de un producto supuestamente olvidado.  Estas personas rompen un código social-comercial preestablecido desde hace años. ¿O acaso hacer la cola no representa la finalización de la compra? Pues sí, cuando se pasa al estado de “colista” se abandona el anterior de “selector” uno no puede ser las dos cosas al mismo tiempo, es pretender contar y esconderse jugando a las escondidas. 

Esta práctica, seguramente, haya aparecido como un acto de confianza y sinceridad de alguien que alguna vez se olvidó un producto y se disculpó para tener que ir a buscarlo. Poco a poco este hecho fue de alguna manera expandiéndose hasta popularizarse para derivar en el abuso de la buena fe de la gente. Siendo que además algunos inescrupulosos dejan su puesto en reiteradas ocasiones y este es el acto que hay que denunciar a fin de poder establecer un reglamento que nos permita convivir en paz dentro del Supermercado. 

Así lo recomendó Walter Huver, vicepresidente 3° de “Una fila ordenada, es un mundo ordenado”  la ONG que le dio forma a la figura de “colado” y que cree que esta clase de personas encajan en esa categoría. “Estas personas, generalmente disfrazadas de señoras cansadas de la cotidianeidad, no son de fiar si uno se distrae te hacen cinco viajar chango-gondola-chango” comenta Huver y añade “Por eso establecimos un reglamento que esperemos sea aprobado, dado que la armonía de una buena fila está en serio peligro de romperse. De seguir así va a llegar el día en que alguien deje su carro en el primer puesto de la registradora  y desde allí comience a llenarlo”.

Ante esto este es el pequeño reglamento establecido para logar que la fila no se vuelva un caos.

Art. 1: Tolerancia. Creemos que de buena fe alguien puede olvidarse un producto (uno y solo uno) por lo que debería permitirse ese único alejamiento de su chango.

Art. 2: El piola del chango. Se establece esta figura a fin de denominar a aquella persona que estando en la fila del supermercado sufra un segundo olvido o más.

Art. 3: Aquella persona abandona su puesto por segunda vez (desde aquí  categorizado como “El piola del chango”) deberá retroceder un lugar en la fila. Es decir si estaba  4°(Cuarto) caerá a la 5°(Quinto) ubicación.

Art. 4: En caso de que “El piola del chango” se aparte una tercera vez, serán 2(dos) los puestos a perder por este. Ya caído al 5°(Quinto) eslabón pasará al 7°(séptimo)  y  a partir de aquí irá cediendo dos puestos en cada viaje que realice.

Art. 5: En caso de reiterado incumplimiento de estas normas por parte de la misma o varias personas, el local deberá  contratar personal idóneo a fin de mantener el orden.  Así mismo deberá confeccionar una lista para establecer futuras sanciones a aquellos “piolas del chango” que reincidan en este u otros establecimientos. 

Art. 6: Las mencionadas sanciones serán un límite a la cantidad de productos que “el piola del chango” puede comprar.  En caso de no corregir su conducta se le deberá proveer de un psicólogo a fin de llevar un tratamiento adecuado.

No lo olvide, un piola del chango no es una persona cualquiera, es alguien que abusa de su confianza. Una fila ordenada, es un mundo ordenado.