Febrero 23
Las calles se tornaron barrosas, aunque el cielo no haya derramado ni una gota y el fango se mete entre los dedos de los pies como los recuerdos. Tu cuerpo enredado en nuestras sábanas, el jadeo que se perdía en los rincones de la madrugada profunda. Tus manos artesanas acariciándome y los abrazos que acodaban el alma en los días turbulentos.
Cómo no llorar si cada lágrima lleva un beso que ya no voy a darte; ni en la fluvial antes que te vayas en la lancha, ni en las esquinas de la costa a escondidas del mundo. Cuanto cariño en una sola persona, cuanto dolor en un mismo beso.
Espero la corriente te alcance estas líneas y espero no me olvides aunque no me gustaría que me extrañes