Soñé con un pasado lejano;
soñé con sus dedos, sus manos;
con su vientre y su lado malvado.
Soñé con aquellos días de verano,
todos de veinticuatro grados
en la plaza, en la calle, en su cuarto cerrado.
Sintiendo su presencia en todos lados,
corro huyendo del dolor primario
de las heridas que habían sanado
y frente al río, en este día nublado,
hallo la calma que había anhelado
cuando amarla se conjugó en pasado.
DaD. – 03 de mayo de 2008
2 comentarios:
Muy hermoso! como todo lo que escribis.
Muy lindo!!! =)
Me gusto!
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