Esa tarde anocheció temprano, las nubes se cerraron y de pronto se encontró con la lluvia recorriéndole el cuerpo. Un diluvio. Fuerte exceso de hidrógeno y oxigeno. Una calamidad para el resto de la gente. Él no corrió, no se refugió, pero tampoco sonrió. Ese liquido frío, ese mundo hecho agua, no era lo que estaba buscando, ni lo que necesitaba. Sin embargo lo reconfortó.
Miró hacia arriba con ojos achinados, como quien sospecha algo, y vio a tras luz, las gotas, esas pequeñas estrellas fugaces que dejan una estela ¡Magia natural sincronizada! –pensó-. En la planicie imperfecta del adoquinado un charco de agua devolvía una imagen discontinua. Se vio allí, distorsionado entre las luces de la calle y los edificios, se creyó en compañía en medio del desierto de agua y cemento, casi sonrió, pero de pronto pasó un auto y rompió el delicado cristal.
DaD. – 17 de Abril de 2007
Mientas las gotas se abrazan a la ventana
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Mientas las gotas se abrazan a la ventana
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Te lo prometi y acá está.... nada! =P
2 comentarios:
Me encanto....!!!!!!!!!
Prometiste la LLUVIA y se vino con todo, ademas de lo escrito..!!!
Sep muy bonito!!!
Beijinhos!!!
muy lindo ^-^ (yo)
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