Las 5am me despiertan sobresaltado, las ventanas se golpean con violencia por la fuerza del viento y la puerta cómplice del ruido se abre con vehemencia. Quince minutos después la lluvia casi horizontal riega la ciudad.
A las 10:30 la lluvia se esfuma (¡para qué!) y media hora después me voy a recorrer el centro en busca de algo que detenga la mala racha. Quizás sea el mensaje de texto que me llegó, pero la suerte cambió acompañada de una sonrisa. Incluso recordé inmediatamente por donde ir para encontrar a un amigo. Lo conseguí. Más tarde también se desenreda la constante confusión con Fernando vía celular (“móvil” para América latina) acerca de qué hacer mañana. Decidido: Vamos a subir el Uritorco. Compro provisiones al volver, luego del almuerzo una siesta y sentarme a escribir. La tarde me dejó dentro de la casa, aproveche para las letras y las fotos. Un día más, casi como en casa. Pero me entretengo con los gatos, cosa rara. A la noche cenar tarde, aun me pregunto por qué esta extraña “involuntad” de cocinar. No importa, mañana al cerro!!
¿Cortito? Pues si, si no hice nada mas !
Yapa:
En el refugio donde alguna vez dejé,
el nombre más pesado de mi historia,
entre la lluvia y el viento
los dos que traje en el bolsillo
dejar también intento
1 comentario:
yo kiero saber de kien era el mensaje de texto ^^
dale con el diario q kiero saber
:D
q bueno q estes de vuelta
q malo q estes asado
te kiero, vos sabes
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