Allí, tranquila y en calma, se quedaba,
en aquel banco celeste, sentada
la niña de suéter verde. Esperanzada
leía sus libros, donde se escapaba.
Pollera a cuadros, sus piernas soleadas
hasta sus medias verdes bajaban delgadas.
Su pelo largo la camisa rodeaba
dándole mas belleza. Las horas pasaba
con sus sueños y cuentos de hadas.
Pero ese rostro dulce ocultaba
noches enteras, infinitas madrugadas
de llanto y desconsuelo, desvelada
con su magia totalmente borrada
sintiendo el dolor agobiante de la nada
más cruda que el mundo conoce. Observala
tan bella y callada, tan joven y apagada.
DaD. – 06 de junio de 2008
3 comentarios:
Me resulta dificil elegir uno de los poemas para hacer un comentario, la verdad es me gustan mucho. Por eso elegí el del día 1 de junio que me hizo acordarme de otro poema...
Enre tanta boludez fotologuera, bloguera del me effeas, te effeo, pasate y demás, da gusto escontrar a gente que, no solamente escribe las palabras enteras, si no que las escribe y las combina muy bien.
Diegaa!!! Muchisimas gracias por esta dedicatoria, un regalo hermoso la verdad.
Agradezco una vez mas.
Ana Clara
Diegoo... Muy lindo y triste el escrito... nuevamente... :D
LA verdad, cada día mejor, en serio...
Un abrazo grande
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