15 de Enero – Superclásico de sábado cenando con amigos.
Están jugando Boca y River en Mar del Plata, lo escuchamos por radio mientras cenamos. Hoy no solo vino Gonzalo, están Luis y Emiliano con su novia Eugenia, quien preparó “Madalenas” (una exquisitez). Entre porciones de pascualina de jamón y queso, empanadas de pollo y carne (que no probé) y mi churrasquito con puré, pasan las charlas. Lo que no pasa desapercibido ante un silencio es el relato del encuentro por La Red al escucharse (en referencia al jugador de River) “Lamela hacia abajo” Si bien uno no puede estar escuchando con doble intención todo el desarrollo, esta vez fue inevitable. El silencio cayó justo.
31 de Enero – Es chico el mundo
Martín sale de vacaciones y pasa a presentar al médico clínico (uno de ellos) que se quedará a mi cargo. Le reconozco la cara, no sé quién es pero sé muy bien que lo he visto antes. Incluso en donde, pero me llamo a silencio.
Olvido su nombre, como me pasa siempre, como si nunca lo hubiese escuchado. Al ver el banderín de Tigre colgado sobre la cama me hace referencia a que es del Barrio, incluso me indica las inmediaciones de su hogar.
El 2 de febrero hablamos en el Hall y le pregunto: - o tenes un hermano muy parecido o yo te he visto en la cancha muchas veces antes.
- Hermano no tengo, me responde y continua, ahora hace un tiempo que no voy por el Hospital, pero si iba en el ascenso y en los primeros años ahora en Primera.
- Ah! Entonces si te tengo visto, si ibas a la cabecera, yo paraba siempre en el mismo lugar.
“Qué copamos en todos lados y a Victoria nadie va”
03 de febrero – Ecos del fin de mes
Lo conté antes, el fin de mes está representado en un lunes extraño. Cortes de luz, laboratorio con fallas en las computadoras, desconfianza en los conteos realizados, el aire acondicionado sin andar y el rumor a voces de que entre los cortes de luz algunos se quedaron encerrados en el ascensor. Lo que además motivó tener que ir hasta la cocina en busca del almuerzo.
Hoy cuando Cristian me llevaba en la silla de ruedas hacia la tomografía me entero que al dejar de cumplir su misión de ascenso y descenso, el elevador tuvo encerrados nada más y nada menos que al médico que me estaba llevando y a su compañero Martín.
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