viernes, 4 de febrero de 2011

Parte 4 - 23:00hs. – Ecos pasados.

Ecos pasados.

Un minuto fue suficiente para el estallido de gente y para que la vecina, señora de avanzada edad, comience a gritar en un tono que me trae un pasado, o dos. Uno de mi abuela que en su miedo anticipatorio al contacto medico comenzaba a elevar su plegaria de lamento. Onomatopeyas de dolor sin contacto físico de quien la revisa.
El susto la lleva a buscar el refugio inconsciente en los cuidados cálidos de su niñez: Ma’, mamá, mamita ¿Dónde estás?
La mente busca un lugar en el cual sentirse seguro, transmitir calma. Mi abuelo suele volver a los tiempos del barco, de la pequeña navegación comercial por el Luján, el Sarmiento, el Capitán, soles cayendo en medio del Paraná. Un Delta que en estos tiempos poco tiene que ver con aquel y cada día mucho menos. Sus tiempos felices, los anteriores al accidente de quien “más que esposa fue una compañera”.
Que plan divino, que ingenio natural tan extraño, que el cuerpo brinde la fantasía de lo real, para intentar aliviarnos.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

qué bello refugio...

Xime dijo...

Impecable como siempre!! Sos un grande Die... te quiero mucho... lo sabes pero a veces uno en estos momentos se da cuenta de los valores que tiene a su lado... tantos años de niñez juntos. Tantos 25 compartiendo juntos... crecimos y supimos entendernos, empezar a compartir salidas, amigos, charlas, de hombre a mujer, de mujer a hombre, compañeros de vida...!!
fuerza, sigue escribiendo que es una salida muy buena. Te quiero, Xime

Pam dijo...

Sin duda el post que más me gusta so far. Es fascinante y a la vez aterrador cómo la ficción se entremezcla con la realidad, cómo a veces no podemos distinguir entre el sueño y la vigilia.
Besote,
Pam